miércoles, 14 de julio de 2010

Caminante nocturno

Como parte de los estudios de mi epilepsia, mi doctor necesitaba hacerme un electro de sueño. Al parecer era en las horas y el estado en que más actividad tenía. La tarea de mis padres sería mantenerme despierta toda la noche para que a la hora de la consulta cayera rendida. Nos quedamos entonces en Lealtad, en la casa de mi abuela para que mamá tuviera apoyo y relevo.
Podría dormir solo hasta las 12 y de ahí no lo haría más hasta la mañana a la hora de la cita.

Mi abuelo me llevó al malecón a caminar.

Recuerdo la aventura que resultaba para mí ocupar una ciudad desierta, ser la única habitante del espacio. Donde usualmente había carros, ruidos, gente, ahora estábamos mi abuelo y yo, ante el mundo detenido y con los únicos sonidos de nuestros pasos y del mar en su constante ir y volver.

De regreso a la casa otro ser de la noche apareció ante nosotros. Un gato gris, robusto y hermoso irrumpía en mi exclusividad. Supongo que hubo un segundo de cada uno pensar (el gato y yo) qué hacer con el intruso, pero al segundo siguiente me lancé a su captura y encuentro. Lo adopté. Soy absolutamente vulnerable a la presencia de un felino.

Eusebio (como le pusimos por Andar La Habana) me acompañó el resto del insomnio y fue cómplice también por mucho tiempo más. Con el tiempo descubrimos que su nocturnidad no era casual. Tampoco era el idílico animal de pose congelada, era un terrible jodedor de abuelos dormidos. Con Luis Hernández fue incansable. Cada noche le hacía cosquillas en los pies. A mi abuela la cazaba y arremetía contra sus canillas. Era tremendo.

Y caminante que era al fin, un día, o una noche tal vez, sin más se fue. No recuerdo haberlo llorado porque probablemente sabía que debía dejarlo ir, debía dejarlo ser lo que aquella madrugada me embargó. Caminante nocturno, solitario, suficiente consigo mismo. Para sí mismo.

Por fortuna nos quedó esta foto que mi abuelo tomó.


8 comentarios:

  1. Me alegro que continúes cultivando este hermoso espacio. Saludos de los grandes.

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  2. Estuve leyendo hace un rato tu entrada sobre el miedo escénico. Muy buena. Un abrazo.

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  3. Me sacas lagrimitas de felicidad, escribes tan lindo !

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  4. Gracias Wee, gracias por pasarte a compartir conmigo y disfrutarlo. Un beso grande. Ustedes son mi gasolina.

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  5. Sabes Auro que aqui tenemos un gato de barrio que viene cada manana a por un trozo de cualquier cosa y hace tan solo un par de dias, despues de semanas de pegar la gorra, que vino a hacer mimos, te imaginas a Pitusita encaramelada con el gato, o sera gata? Linda historia la tuya,? y en esa foto que edad tenias?

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  6. Pitusa, calculo que tendría unos 8 años más o menos. Verdad que Eusebio era hermoso?! Ya me imagino a Pitusita con su desenfado infantil curiosiando la presencia de un animal tan especial.

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