lunes, 22 de febrero de 2010

Diabluras que heredé

Muchas de las aventuras de mi infancia las viví con mi abuela Migdalia, heroína esposa de Luis Hernández que de abuelo era el mejor, pero de esposo, jaja!

Mi viejuca es de esas mujeres inteligentes desde el instinto, nacida en Cabezas, Matanzas, también en el 32 y también de familia muy pobre. Se mudó a Güines siendo muy niña con sus padres y sus 8 hermanos. Estudió hasta el 4to grado y en un curso de costura encontró su vocación, su don, su mayor talento. Es una artista con las tijeras y el costurero. El diseño de mi blog es un homenaje permanente a Migdalita.

De su mano hice cursos de pintura y mi primera obra de teatro. Me hizo los vestidos de personajes y conciertos. Hasta el traje de princesa que tengo en la foto con mi abuelo. Complaciente al ciento porciento, me peinaba como "Doña Bella" con las trenzas cruzadas sobre la cabeza como cintillos para luego, frente al espejo, dejarme caer el vestido como Maite Proença en la presentación de aquella novela, la primera de mis recuerdos.

Llegaron a apodarla "la mujer orquesta" porque es capáz de hacerlo todo, hacer una conexión eléctrica, reparar lo haga falta, es de una inventiva impresionante. Y así es de las que guarda todo, una cajita, un tornillito, una paleta, lo que sea, porque "para algo sirve después". Hace poco decíamos que tedríamos que mudarla porque su casa de 1920 está en pésimo estado y pensábamos, qué haremos para mover todo lo que ha guardado por años! Jaja. Es una viejuca hermosa. Con las telas es igual, ella dice que el Período Especial de los 90's fue uno más, que ella siempre ha vivido en períodos especiales. Cuando mi madre era jovencita, le hacía sobre el cuerpo un vestido que al llegar a casa era desarmado, para convertirse en otro la próxima vez.
Así he vestido yo telas que han servido a tías, primas, sobrinas y una lista interminable.

Es el ejemplo vivo del sacrificio. El ejemplo vivo de la bondad. Hizo y sigue haciendo por los demás lo que por sí misma no alcanzaría. Al pillo de mi abuelo le dedicó toda su vida, sus años mozos como se dice. Abuelo era majaderísimo y el almuerzo debía estar listo a las 12!! Mi abuela no es muy de comer, lo justo para alimentarse. Y se entretenía en lo que más ama, coserme ropa, y pasábamos toda la mañana probando, cortando, ajustando, marcando, hilvanando y a las 12, como una cenicienta del mediodía, salía disparada a la cocina porque iba a llegar Luis y el almuerzo no estaba listo!

Cuando abuelo murió, a los 72 de los dos, abuela se reiluminó. Fue como volver a los 15. Ahora, como la ven en la foto tomada a sus 75, parece una niñita saltarina y juguetona. Sé que mi viejo fue caso serio para ella. Y fue grande mi abuela y lo amó, lo malcrió hasta el final. Ahora le toca a ella.

* Frases como "tiene el moño vira'o" son algunas que utilizo con frecuencia y que heredé de mi abuela. Creo que puedo dedicar una entrada completa a las frases de Migdalia Valera.

Tragar en seco!

Anoche tuve un choque de conciencia. Moría por defender mi pensamiento contra el fanatismo religioso, inquisitivo, oportunista, pero me contuvieron. Y sé que es una bendición tener una especie de Pepe Grillo en casa, que es mi amor, porque a veces puedo ser muy bocotas.

Pero también me queda la sensación de haber tenido delante un ejemplar perfecto de los que tantas aberraciones han cometido en nombre de Dios a lo largo de la historia, y no haber aprovechado la oportunidad para decirle algunas cosas muy concretas me pesará hasta que me muera. "No hay nostalgia peor que añorar lo que nunca jamás sucedió".

domingo, 14 de febrero de 2010

Yo no quiero parar!

Yo tengo el gen de la que cierra las fiestas, de ser la última en irse, la que no quiere que la rumba termine! Con el tiempo y algunos excesos comprendí que cuando la magia termina, lo que queda al filo del amanecer, es el deseo resacado de que hubiera ocurrido algo que jamás tuvo lugar, una ilusión aferrada a un evento que no fue y que te arrastra a un desenlace diametralmente opuesto al que buscaste. Cosas de la inexperiencia. Cosas de no saber lo que en realidad estás buscando. Y no es que ya lo tengamos muy claro! No es, siquiera, que tengamos la esperanza de saberlo alguna vez! Pero al menos vamos aprendiendo lo que NO queremos más.

Son los signos de la madurez, los signos de la "seriedad", los signos de hacerse adulto. Y desde la adultez me doy cuenta de que hay valores de la juventud a los que no debemos renunciar. La capacidad de no augurar lo que el día deparará, la valentía de aventurarse a lo que sea que traerá consigo. La planificación es un vicio corrosivo que se adquiere en la adultez. La sostenibilidad de un estilo de vida, de una imagen, de un status social, son parches y parches que le vamos poniendo encima al corazón, haciéndolo débil, temeroso, incapaz.

Tengo alma hippie, no hay duda de ello! El amor libre, la sonrisa abierta a todos. Suelo ser de las que da de antemano 100 puntos a quien conozco por primera vez. Con el tiempo y miles de decepciones temo que llegue a convertirme en alguien sin fe. Sé que no séra, sé que aunque me lo ordenara, eventualmente acabaría desobedeciéndome porque mi naturaleza es confiada, pero he llegado a pensar que es mejor dar cero puntos y que las personas con sus acciones vayan sumándome confianza.

Será la necesidad de sobrevivir en un mundo tan competitivo.

Por fortuna, seguimos encontrando en el camino gente que también conserva su capacidad de sueño, su bondad, sus ambiciones que no necesariamente saciarán a costa de tu descenso. Y son esos encuentros los que salvan mi alma hippie, los que hacen que siga queriendo quedarme hasta el final de la fiesta. Especialmente cuando sé que no busco una meta lejana, alta, inalcanzable, sino disfrutar el instante, reconocer en el camino mis almas afines.

DÍA DEL AMOR

Tengan todos un día especial, aprovechen la ocasión de que todos se ponen en funciones de querer y expresarse los afectos. Soy de la opinión de que los festejos no tienen fechas indicadas ni celebraciones obligatorias. Los festejos no tienen lugar o momento siempre que salgan de un corazón dispuesto.
De todas formas, porque muchos lo esperan y tampoco es justo no corresponder: Feliz Día del Amor!

jueves, 11 de febrero de 2010

Hoy esta diablita está un poco triste. Le han negado a mi mamita la oportunidad de visitarme. "Hoy no quiero estar lejos de la casa y el árbol" dice Silvio, y pienso mucho en eso estos días. Echo de menos mi matriz y me la han negado. Pero no merecen los "hacheros", "los delimitadores de las primaveras" que dejemos morir el sueño, así que no será ésta una entrada triste. De hecho, ahora que ha pasado el disgusto, la decepción, mi negación ante la conformidad, ahora que he hablado con mamá y la escuché tan positiva, puedo verlo todo con otra perspectiva y volver a lo mil veces dicho porque siempre es cierto: nada ocurre porque sí, todo tiene un fin mejor.


Es admirable la capacidad de recuperación que tenemos ante ataques tan violentos contra el amor, contra los buenos momentos que quieres permitirte y que no hacen daño a otros. Será la practicidad que heredé precisamente de mamá la que me salva de estar ahora sumergida en una frustración tan grande. Hay que mirar hacia el próximo punto ahora que este se desdibuja. Pasar la página y planear el próximo sueño.


Además, ante una tristeza se yergue una alegría y la de hoy es que tengo mi primer seguidor, a quien quiero oficialmente bienvenir! Poseedor de una pluma prodigiosa y cultivador de esperanzas. Cómplice de diabluras teatreras, gracias por sus ánimos!


Buenas noches a todos.

miércoles, 10 de febrero de 2010

Diabluras en la Aldea

Así se llama esta foto. La tomó mi amor una tarde en que la familia en pleno se reunió en la casa de mis padres. Mi tía (en la foto conmigo) estaba de visita en la Isla y esa tarde regresaba a Madrid, donde vive hace 12 años. De esas cosas que no puedes explicar, esa tarde todos estábamos como poseídos. Fue de los días más divertidos que hemos pasado en años.
La aldea que menciono es Alamar. Alamar (descrito en wikipedia literalmente como "barriada obrera ubicada en las áreas periféricas de Ciudad de La Habana") es un barrio que creció descontroladamente en los años 80's con el económico sistema de construcción "prefabricado". Se trata de miles de edificios iguales e indistinguibles entre sí, apilados bajo una lógica en la que es mejor no ahondar. Era imposible encontrar una dirección en aquel desorden. Mi viejuca linda, mi abuela Migdalia, pasó años en aprenderse el camino a casa cuando mis padres tuvieron su primer departamento propio, en Alamar. Por aquel entonces era tan nuevo que ni calle había sino un pedraplén que por años estuvo tal cual, enfangándonos los zapatos con una arcilla imposible de vencer. Mi madre cuenta una historia, y la cuenta muy bien (ella es una anfitriona envidiable), de una vez que desaparecimos mi hermano mayor y yo. La última vez nos había visto en los bajos del edificio, jugando con mi cochecito y una muñeca recién traída del exterior, de algún viaje de papá, una muñeca que lloraba y se reía! Era todo un acontecimiento mi muñeca. Bueno, después de mil gritos desesperados, mi madre, desde nuestro 5to piso, enfocó la mirada hacia dos puntos negros sumergidos hasta la cintura en aquella arcilla espesa. Ahí estábamos nosotros! El coche no se veía, olvidemos ya a la muñeca, que jamás volvió a emitir sonido, jajajja. Cuando regresamos, mi madre le preguntó a mi hermano, por qué hicieron eso V? Y él respondió, tan lindo como siempre es: "mi hermanita quiso".

La "aldea" como muy cariñosamente le llamamos se ha convertido en nuestro hogar. Aquel edificio ya tiene calle y siguen erigiéndose millones como él en Alamar, aunque mis padres ahora viven en una linda casita con patio y portal a 100m del mar.

Y en esa casita, en ese patio, tomamos esta foto que ha sido el impulso de esta historia. Me ha complacido traer a mi presente esos recuerdos de diablura infantil y diabluras adultas. Espero que si alguien pasa a curiosear, también le sea pleno el cuento.

martes, 9 de febrero de 2010

Mmmm...esteeee

Estoy sentada como tonta frente a la ventana de "entrada", con una enorme espectativa alrededor de mi blog. A pesar de ser de la generación bloggera, no tengo mucha cultura del ciberespacio. Nacida en La Habana y vivida en ella hasta hace dos años, no tuve mucha oportunidad de hacer vida en este mundo paralelo que es la internet. Y con la internet, digo, sus herramientas infinitas con las que nos hacemos eco en rincones que de otro modo serían inalcanzables.
Quiero que mis "diabluras" tengan un lugar donde mostrarse, un buzón donde dejarlas a cualquier persona curiosa que quiera compartirlas. Será también mi homenaje cotidiano a las personas que han dejado en mí su buena estrella y que me acompañan, como miles de conciencias, por mi vida.
Pero todo será mañana. Se me ha hecho tarde configurando, diseñando, vagando, y tengo un amor cabeceando en cama, entibiándome la almohada para un dulce sueño.

Luis Hernández


Mi abuelo nació en Güines, Cuba, en el 32 y fue el penúltimo de 7 hermanos. Su madre, Aurora, estaba obsesionada con las hembras y a cada uno de ellos los vistió de niña todo el primer año. Ella murió sin cumplir su sueño. Por eso mi madre, su primera nieta mujer, se llamó Aurora. De familia tremendamente pobre, mi abuelo vendió en las calles de Güines boletos de lotería. De jovencito entraba a las fiestas de sociedad poniendo su mano sobre el hombro de alguna niña rica, de manera imperceptible, pero de modo que el portero creyera que venían juntos. Era todo un personaje y un gran fotógrafo.