Esta entrada parte de un café que tenía ganas de hacerme. Recordé que necesito imperativamente un adaptador que permita poner en mi cocina una cafeterita que papá me regaló para no desperdiciar en coladas enormes el exquisito café Serrano que me mandan de La Habana.
El bendito adaptador -para clasificar este invento insignificante, diría, pero ya vemos qué útil-, no aparece en ninguna de las megaferreterías de la ciudad, nadie sabe a qué me estoy refiriendo y Migdalia Valera lo tiene casi patentado!
Ella lo resuelve con la tapa de una lata, la corta de no sé qué forma y luego le hace hasta el moldecito de la rejilla para que quede sujeto y no se corra el riesgo de un resbalón. Es una mostra!
De hecho hasta se me antoja la idea de que sea ella quien me lo haga; y me lo mande con cuidado, en una cajita, así tendría agregado un valor sentimental.
Con cierta frecuencia suelo necesitar el café que abuela prepara religiosamente a eso de las 3 o las 4 de la tarde.
A saciarlo me disponía!
Gustan?
La Migdalia es una de las personas más hermosa, generosa y humana que conozco. Sin dudas adora a su nieta, mi sobrina. La mima, la aconseja, le hace regalitos y le cose los vestidos que ella quiera. Vive para su nieta! Supongo que te debe echar mucho de menos y creo que si le pides que te haga ese cacharrito que cuentas, lo hará de mil amores. Pídeselo, así podré disfrutar de ese cafecito,...... el año próximo?
ResponderEliminarte quiero!
Yo espero que sea máximo el año próximo! Si no es acá, pues cargo con cafetera y serrano a tu encuentro en el rincón del mundo que estés. Yo también te quiero. Mucho.
ResponderEliminarAy Rabujita, me han dado enormes deseos de tomarme un café serrano pero hecho a la antiguita... jajaja colado a través de una media después de haber hervido varias veces la "borra" ummmmm delicioso (ya se me acabó el serrano que traje de la Habana) Un besote grande.
ResponderEliminarah, el serrano.....sabes que leyendote lo huelo, y eso que yo he perdido un poco eso de ser cafetera con el tiempo, pero cuando pienso en mi habana, en casita, en lo riquito de una conversacion a la mesa, huelo el cafe y me huele a familia y a refugio. un beso
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